Hablamos mucho de un perfil de persona tóxica y de cómo cuidarnos de ella, pero poco hablamos de ese tipo de persona que no hace ruido, pero remueve todo lo que toca.

La persona que nunca está en el conflicto… pero curiosamente siempre está cerca cuando algo se rompe. La que no levanta la voz, pero mueve hilos. La que no critica “abiertamente”, pero deja caer comentarios que cambian la manera en la que otros se miran.

Esto es un tipo de toxicidad también, sumamente silenciosa y peligrosa.

Y es que no es nada fácil detectar a este perfil porque actúan en silencio, cambian el ambiente poco a poco y cuando quieres darte cuenta, ya han influido en todo sin que lo notes.

Podemos ver que estas personas están cerca, porque ves que el ambiente ya no es el mismo, que hay distancias que antes no estaban y que hay una tensión rara que nadie sabe explicar.

Cuando tomas distancia y te das espacio, es más fácil verlo que estando dentro del círculo.

Si notas que los lazos de tu entorno cada vez se aflojan más, observa aquella persona que no da su opinión en círculos grandes pero cuando el círculo se estrecha sí.

Estas personas suelen mantener dos discursos, el que se expone en lugares públicos o ante la galería y el que se expone en privado y suelen ser sutilmente contradictorias entre sí. Mira si tu opinión acerca de una persona, ha cambiado o se ha intensificado estando cerca de alguien. Fíjate quién parece estar bien con todos y nunca se ha visto salpicado por nada.

Ahí estará la respuesta. Ahí es donde tu intuición ya sabe lo que está pasando.

Hazte caso.

Porque lo sutil también destruye. Sólo que no se oye, pero sí se siente.

Sofía Alonso Díaz