Quienes me conocéis sabéis que trabajo con la escritura como herramienta de desarrollo personal.
No escribimos siempre para entendernos ni para buscar respuestas; muchas veces escribimos porque necesitamos una vía de escape.

Hoy quiero hablar de una situación muy concreta: esos momentos en los que los pensamientos son tantos y tan insistentes que se convierten en una carga difícil de sostener.

La sobrecarga de pensar demasiado

Hay días en los que la mente no para: saltamos de una idea a otra, repasamos problemas, anticipamos escenarios, repetimos lo mismo en bucle. Y cuanto más intentamos controlarlo, más parece crecer.

Este exceso de pensamiento no es algo inocuo. Afecta al descanso —muchas personas hablan de insomnio—, genera tensión física, nos agota emocionalmente y termina afectando a cómo nos relacionamos con nuestro día a día. Es un desgaste silencioso pero real.

Por eso es tan importante encontrar un canal de descarga, un lugar donde soltar aunque sea por un rato esa saturación.

Escribir con música: un filtro eficaz

Para mí, ese canal es la escritura. Escribir me permite volcar hacia fuera lo que dentro me pesa demasiado. Pero he descubierto que, cuando lo hago con música, el efecto se intensifica.

La música actúa como un estímulo extra: me ayuda a aislarme, a conectar con mi estado emocional y al mismo tiempo me empuja a soltar sin tanto filtro. A veces una canción abre puertas que yo sola no consigo abrir.

Por eso el ejercicio que te propongo hoy une ambas cosas: escritura y música.

El ejercicio: “No puedo parar de pensar en…”

Es un ejercicio sencillo, pensado para cuando los pensamientos se vuelven abrumadores:

1. En el centro de la página, escribe la frase:
   “No puedo parar de pensar en…”
2. A partir de ahí, deja que tu mano trace formas libres alrededor de esa frase. No tienen que ser palabras. Piensa en nudos, en ovillos, en líneas que se cruzan y se enredan, como si tu mano hablara por ti.
3. Dentro de esas formas irán apareciendo pequeños huecos. En cada hueco, rellena con un patrón sencillo: rayas, círculos, ondas, cuadrados… lo que surja.
4. Cada uno de esos huecos va a corresponder a un pensamiento repetitivo: “No puedo parar de pensar en la hipoteca”, “No puedo parar de pensar en la enfermedad de mi madre”, “No puedo parar de pensar en si llegaré a todo”.
5. Continúa hasta que la hoja esté llena. Permítete ver cómo cada pensamiento encuentra un espacio y se transforma en un trazo.

Cuando termines, dedica unos minutos a volver a la calma. Puedes hacerlo con respiraciones pausadas (por ejemplo, la técnica 4-7-8, o simplemente inhalar profundamente, mantener unos segundos y soltar). Lo importante es cerrar el ejercicio desde un lugar más tranquilo.

Mi lista personal de canciones para acompañar este ejercicio

La música que escojas marcará la experiencia. Yo te comparto mi lista personal, la que a mí me ayuda a abrir esa puerta y soltar. Tal vez a ti te sirvan, o tal vez prefieras crear la tuya. Lo importante es que la música te remueva, que te saque de la nube mental en la que estabas atrapada.

1. Teddy Swims – Lose Control (Live)
2. Through My Soul
3. Lady Gaga – Always Remember Us This Way
4. Zoe Wees – Control
5. Loreen – Tattoo
6. Camilo – Manos de Tijera
7. Rag’n’Bone Man – Skin (Acoustic)
8. Lewis Capaldi – Bruises (Live)
9. Adele – Easy On Me
10. Billie Eilish, Khalid – lovely
11. Lewis Capaldi – Bruises (Live)
12. Lord Huron – La Noche En Que Nos Conocimos

La próxima vez que te sientas atrapada por los pensamientos, prueba este ejercicio con música. Dale espacio a tu mente para vaciarse en el papel y verás cómo cambia la sensación.

Y si quieres profundizar más, recuerda que en mis sesiones online individuales trabajo con la escritura como herramienta principal de autoconocimiento, liberación y gestión emocional. Un espacio íntimo para descargar, ordenar y transformar lo que llevas dentro.

✨ Porque no siempre se trata de controlar los pensamientos. A veces se trata de darles un lugar para soltarlos.

Sofía Alonso Díaz